Son varias las características que influyen en el funcionamiento de un disco duro.
Algunas de estas características son indiferentes al tipo de ordenador que tengamos, pero otras sí que pueden ser determinantes para el buen funcionamiento del disco o incluso para que sea reconocido o no.
Como ya sabemos, un disco duro consta de varias partes. Estas son:
- Carcasa: Normalmente de aluminio, aunque puede ser de otro material mientras que tenga la suficiente resistencia.
- Placa de circuitos: Que es donde se integran los componentes electrónicos del disco duro.
- Conectores: Son los encargados de conectar el disco duro a la placa base y a la fuente de alimentación. Estos conectores pueden ser de varios tipos, dependiendo del tipo de disco duro del que se trate (IDE o SATA) y del tamaño del disco (de 3.5’’ o de 2.5’’).
- Motor: Encargado de hacer girar los discos magnéticos.
- Motor electro magnético: Encargado de mover y posicionar los cabezales.
- Cabezales: Son los encargados de leer y de escribir en los discos magnéticos.
- Discos magnéticos: Son los discos donde se grana la información.
Bien, de estas partes o elementos tan solo son vinculantes al tipo de ordenador los conectores, que a su vez vienen determinados por el tipo de disco duro que estemos utilizando.
Pero además de las partes ya vistas hay otra serie de factores que influyen en el comportamiento y velocidad del disco:
- Velocidad de giro: Es la velocidad a la que giran los discos magnéticos. La velocidad normal de giro de los discos duros actuales está en 7200 rpm, pero es normal encontrar discos más lentos en 2.5’’, que giran a 5400 rpm. En discos profesionales la velocidad de giro puede llegar a las 10000 rpm o incluso las 15000 rpm.
Este parámetro influye en la velocidad de acceso al disco, aunque en los discos de 2.5’’ se compensa en buena parte por el menor diámetro de los discos magnéticos.
- Velocidad de desplazamiento de los cabezales: La velocidad de desplazamiento y posicionamiento de los cabezales es altísima, ya que tienen que realizar cientos de operaciones por segundo.
- Densidad de los discos magnéticos: Este parámetro influye en la cantidad de sectores que pueda contener un disco magnético, ya que el tamaño de éstos es fijo (3.5’’ en los discos para ordenadores de escritorio y 2.5’’ en los discos para ordenadores portátiles). En este sentido se ha avanzado bastante, lo que ha permitido hacer discos de mayor capacidad, imposibles hace tan sólo unos años, ya que hubiera forzado a hacer discos duros de una gran altura, al tener que llevar un alto número de discos magnéticos.
Este parámetro está muy ligado con el anterior, ya que una mayor densidad del disco magnético, y por lo tanto un mayor número de sectores en su estructura, obliga a un número mayor de desplazamientos de los cabezales y a que estos desplazamientos sean más rápidos y a la vez sumamente precisos.
Otro parámetro muy importante es la velocidad de transmisión de esos datos al resto del sistema. En este parámetro podemos incluir los diferentes tipos de discos duros existentes.
Tanto los discos ATA-6 como los ATA-7 necesitan forzosamente utilizarse con fajas de 80 hilos, de los que 39 son de datos y los restantes son simples aislantes o separadores, para evitar posibles interferencias (de hecho estas fajas utilizan los terminales de 39 contactos + 1 de posicionamiento, normalmente eliminado).
SATA:
Son los discos utilizados en la actualidad. Estos discos no van conectados a zócalos IDE, por lo que no tienen las limitaciones inherentes a dicho sistema (es decir, dos dispositivos por conector, configurados como Master y Slave o como Cable Select), sino que van conectados directamente a un puerto SATA (Serial ATA), cada disco de forma independiente, determinándose el disco de inicio del sistema en la propia BIOS. El número de conectores SATA en una placa base depende tan solo de la capacidad del chipset que se monte, siendo lo más habitual que cuenten con 4 o 6 puertos SATA, aunque existen placas con un número mayor.
SATA no utiliza las fajas de 80 hilos, sino cables planos de 7 hilos, mucho más estrechos, que permiten entre otras cosas una mejor refrigeración del sistema y una mayor longitud en los cables. En cuanto a las tomas de alimentación también son diferentes, aunque con los mismos voltajes que los empleados en los discos IDE, si bien están en un orden diferente. Hay algunos discos SATA que llevan ambos tipos de tomas de alimentacióncomo por ejemplo algunos modelos de Western Digital o de Samsung, aunque no es lo más habitual.
SCSI:
Los discos SCSI son discos de uso profesional, pensados más que nada para servidores. Se trata de discos de una alta velocidad y fiabilidad… pero también de un alto costo (bastante más caros que un disco SATA). Suelen tener también una menor capacidad y normalmente se montan en sistemas RAID (ver el tutorial Scsi y tipos de Raid).
Bien, estos son los determinantes de un disco duro. Tan solo nos falta comentar uno.
Este factor que nos falta por comentar es un factor que también se les olvida (no sé si intencionadamente o no) a los fabricantes de placas base, a pesar de ser fundamental y determinante a la hora de instalar un disco duro en nuestro ordenador.
Este factor es el LBA ( Logical Block Addressing), o más bien el tipo de LBA utilizado, y es tan importante porque del tipo que sea va a depender la capacidad máxima de nuestro disco duro.
En los primeros discos se utilizaba el método CHS (Cylinder-Head-Sector), o Cilindro-Cabeza-Sector, que determinaba el tamaño máximo de los discos duros.
Posteriormente se utilizó el métodoECHS (Extended Cylinder-Head-Sector), pero este sistema, en su última revisión, tenía un tope en cuanto a capacidad de 7.875GiB (1024 cilindros x 256 cabezas x 63 sectores x 512 bytes/sector), no siendo posible hacer particiones de un tamaño superior (aunque hay que pensar que en esa época tampoco existían discos duros de capacidades superiores).
El sistema CHS fue reemplazado por el sistema LBA, con lo que se aumentó la posibilidad de capacidad de los discos duros. Pero del sistema LBA hay dos versiones, y eso es lo que se les olvida especificar a los fabricantes de placas base.
Por un lado tenemos el utilizado hasta hace bien poco, que es el LBA de 28bits, con una limitación en el tamaño máximo de los discos duros de 128GiB. Este LBA de 28bits dejó de utilizarse hace bien poco, y de ahí la importancia de este dato, ya que en la actualidad es difícil encontrar ya discos de menos de 160GB.
Existe otra limitación en el tamaño de los discos duros, que está situada en torno a los 40GB, y es debida a la intervención de una serie de factores (aunque utilizan el método LBA 28bits), pero esta limitación tan solo se encuentra en placas bastante antiguas (de Pentium 3 de o inferiores, no presente en las últimas placas base de este tipo). Esta limitación hace que tengamos que jumpear los discos duros para limitar su capacidad (los discos ATA vienen preparados para efectuar este jumpeo), con la consiguiente pérdida de capacidad.
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